Aspectos de la germinación, desarrollo y calidad de las plántulas producidas
Héctor Solalinde Miranda
En la medida que ha avanzado la tecnología en los productos y equipos para la producción de cosechas de hortalizas, así como los conocimiento sobre el comportamiento de las plantas, la producción mundial de plántulas ha evolucionado notablemente.
Se ha dado énfasis particular en los últimos años al uso eficiente del tiempo, del espacio y del personal a través de la mecanización. Los esfuerzos de la investigación actual están orientados a mejorar la calidad y uniformidad del producto y a evitar pérdidas en la producción. Los productores han rebasado la etapa de conocer los factores que determinan la producción vegetal; ahora están aprendiendo las nuevas tecnologías para modificar dichos factores y obtener plantas de calidad con las especificaciones deseadas.
Por otra parte, el manejo adecuado de los almácigos ofrece la posibilidad de obtener plántulas de calidad con características deseables como: sanas, vigorosas con sistema radical bien desarrollado, sus hojas de buen tamaño y coloración, que esté disponible para replantar cuando se requiera, confiable para arraigo en el campo, libre de plagas, tolerante a cambios ambientales y que su cambio y desarrollo sea homogéneo; por lo que una planta de calidad es aquella capaz de alcanzar un desarrollo –supervivencia y crecimiento– optimo en un medio determinado y, por tanto, cumplir los objetivos establecidos en un plan de siembra. Los estándares de calidad de la plántula son usualmente definidos por cada productor de acuerdo con sus preferencias, una plántula de calidad, lista para el trasplante, se distingue por presentar tallos vigorosos, sin amarillamientos o clorosis, con buen desarrollo radical y libre de plagas y enfermedades.
La calidad de una plántula, así como la capacidad de competencia, se ve favorecida por el crecimiento radicular, la absorción de nutrientes y los procesos de fotosíntesis; siendo la suma de estos eventos lo que permite disminuir el tiempo en la etapa de almacigo y adaptarse a las condiciones adversas del trasplante y postrasplante, de manera que, situaciones de estrés que las plántulas sufran durante las etapas iniciales de su desarrollo, se verán reflejadas en su comportamiento subsecuente, como atrasos en su crecimiento y desarrollo. Se entiende por sustrato el medio inerte compuesto de tres fases: sólida liquida y gaseosa, que cumple las función de anclaje de las raíces –protegiéndolas de la luz y permitiéndoles la respiración– además de contener el agua y los nutrientes que las plantas necesitan para su crecimiento.
La producción de plántulas requiere del compromiso por parte del productor de realizar las inversiones y el esfuerzo necesarios. La inversión inicial es indispensable para disponer del equipo e infraestructura idóneos. El productor debe hacerse a la idea de que en el mercado solamente es aceptable la máxima calidad. Sólo la atención a los detalles y el deseo de aprender y entrenar al personal a medida que avanza la tecnología asegurarán el éxito de una operación de producción de plántulas.
Selección del medio de crecimiento óptimo para las plántulas
La producción de plántulas en invernadero con uso de charolas de poliestireno tiene como fin reducir el periodo de producción, menor costo, brindar las condiciones aptas para tener un mejor crecimiento, disminuir el impacto ambiental, entre otros. Un componente elemental para la producción de plántulas son los sustratos, que se define como un material sólido, distinto del suelo, natural o sintético, mineral u orgánico, en mezcla o solo, el cual sirve como soporte para la planta y medio de desarrollo para la raíz. Las principales funciones de los sustratos son: depósito de nutrientes, retención de agua para las plantas, intercambio de gases y mejor anclaje de las plantas. La elección del medio de crecimiento óptimo puede reducir los costos del manejo requerido para la producción de plantas con buena calidad. Antes de ser utilizado es importante tener conocimiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas, ya que de ellas depende el éxito o fracaso del cultivo.
Actualmente el sustrato más usado en la agricultura tecnificada es el Peat moss, el cual se obtiene a partir de un musgo en terrenos con exceso de agua y fangosos. Se utiliza para acondicionar del suelo, puede retener 15 veces su peso seco en cantidad de agua, mejora la capacidad de retención de nutrientes y agrega acidez al suelo. Adicionalmente a esto los sustratos con perlita de granulometría fina son ideales durante el invierno y en condiciones de alta humedad, mientras que los sustratos con vermiculita de granulometría fina son ideales desde el final de la primavera hasta principios del otoño o si se producen plántulas en condiciones ambientales de baja humedad relativa ya que el sustrato tiende a secarse rápido. Durante los últimos años, la agricultura se ha visto beneficiada por una revolución tecnológica que implica el uso de variedades más competitivas y productivas; así como la introducción de nuevos materiales y equipo que permitan un control más exhaustivo de las condiciones medioambientales –sistemas de fertirrigación, materiales de cobertura, etc.–. Junto a estos cambios tecnológicos se observa una sustitución gradual de la forma de cultivo tradicional por otros sistemas; este fenómeno es más pronunciado en los sectores más intensivos de la agricultura como es el caso de la producción hortícola y ornamental.
Las hortalizas en México han constituido una de las fuentes principales del mejoramiento del bienestar económico de las sociedades agrícola modernas. Ya que su dinámica productiva ha permanecido estable debido a que el producto está relacionado con los mercados más rentables internos y externos. El cultivo de hortalizas ha sufrido una evolución y un cambio en toda su concepción; ésta nueva situación se caracteriza por una mayor especialización de las diferentes áreas de trabajo. Como resultado de esta especialización, ha existido un cambio paulatino en los métodos de siembra utilizados tradicionalmente debido principalmente, a la existencia de factores limitantes para el desarrollo de los cultivos en el suelo natural; particularmente salinización, enfermedades y agotamiento de los suelos agrícolas.
Este creciente deterioro de la capacidad de uso de la tierra ha llevado a la sustitución gradual del método de siembra directa por el uso de almácigos o semilleros los cuales permiten la obtención de plántulas de calidad. Este sistema de cultivo de plantas en sustrato durante la primera etapa del desarrollo –almácigo– permite un control riguroso del medio ambiente radicular, particularmente de los aspectos relacionados con el suministro de agua y nutrientes para la plántula.
La mayoría de los sustratos que se utilizan actualmente son el resultado de la mezcla de dos o más componentes
La producción de hortalizas inicia con la producción de plántulas en invernadero, las cuales deben ser sanas, vigorosas y con raíces bien desarrolladas que mejoran la absorción de agua y nutrientes