La fertirrigación permite el ajuste de la cantidad y la concentración de nutriente aplicada de acuerdo con las necesidades de los cultivos durante todo el período de crecimiento. Para suministrar los nutrientes al cultivo de manera efectiva, se debe conocer la tasa óptima de consumo diario de nutrientes durante cada fase de crecimiento que asegure el máximo rendimiento y calidad de los productos.
Con esta técnica es posible suministrar los nutrientes solo en la zona donde se concentran las raíces, con lo cual aumenta significativamente la eficiencia de uso de los fertilizantes, lo que significa que la cantidad de fertilizante aplicado se puede reducir. Esto no sólo disminuye los costes de producción sino que también reduce el potencial de contaminación de las aguas subterráneas, causado por la lixiviación de fertilizante y la acumulación de nutrientes y sales en el suelo. El término fertirrigación no está incluido en el diccionario de la lengua española, aunque su utilización está totalmente extendida. La fertirrigación se puede definir como una técnica de fertilización que consiste en aplicar los nutrientes disueltos en agua. Si bien, en la mayoría de los casos, la fertirrigación está asociada con la aplicación conjunta de agua y fertilizantes a través del sistema de riego localizado.
En la fertirrigación no solo es importante la concentración de nutrientes, lo es aún más el volumen de agua aplicado. La textura del suelo es crucial para la determinación de la dotación de riego en la que se aplican los nutrientes, ajustando la dotación se evitará que el agua y los nutrientes se pierdan por percolación y lixiviación respectivamente. Como regla general en suelos gruesos, es decir arenosos, el volumen de fertirrigación no debe exceder de 200 ml por planta y emisor para evitar la lixiviación de nutrientes. En los suelos de textura más fina como los arcillosos, caracterizados por mayor capacidad de retención de agua, y menor macroporosidad, el volumen de fertirrigación debe aumentarse como mínimo a 300 ml por planta.
La tasa de absorción de nutrientes por la planta y la proporción en que los diferentes elementos son absorbidos por las raíces están influenciadas por las condiciones ambientales –luz, temperatura y humedad– y varían considerablemente durante las diferentes etapas de crecimiento, sobre todo en cultivos de ciclo largo, como los cultivos hortícolas. De hecho, también se observan variaciones en la absorción mineral en cortos espacios de tiempo, como por ejemplo durante el período de 24 horas, pero son menos relevantes para la gestión práctica de la fertilización.
También hay otros factores que influyen en la absorción de nutrientes, en particular su concentración y la de otros elementos –efecto sinérgico o antagonista–, así como el pH, la salinidad total y la humedad del medio de cultivo. Sin embargo, la tasa de absorción de nutrientes está influenciada principalmente por la demanda asociada al crecimiento de las plantas, aunque, en algunos casos, se puede ocasionar un consumo de lujo de nutrientes. El consumo de lujo se produce cuando el cultivo absorbe nutrientes sin tener un aumento correspondiente en el rendimiento. Esto conlleva además de un gasto extra de fertilizantes, otras desventajas potenciales: exuberante crecimiento, deterioro de la flor y la formación del fruto, aumento de la susceptibilidad a plagas y enfermedades, trastornos en la maduración del fruto y empeoramiento de la calidad del fruto (por ejemplo, cambios en la composición y textura), y en algunos cultivos, acumulación de nitratos en los órganos comestibles, que son perjudiciales para la salud humana.
Concentración tisular de nutrientes en el fruto
La principal razón de la variación estacional de la absorción mineral de los cultivos es ontogénica, en la que se incluye tanto el crecimiento y el desarrollo para la formación de diferentes tejidos y órganos, como la propia composición mineral de cada uno de ellos. Los cambios más importantes se producen como resultado de la transición del desarrollo vegetativo al reproductivo.
La concentración tisular de nutrientes en los órganos generativos, es decir los frutos, es bastante diferente a la de los órganos vegetativos. En consecuencia, la distribución de los diferentes nutrientes en los órganos vegetativos y generativos no coincide con la compartimentación de la materia seca, lo que produce una variación significativa en la proporción de nutrientes extraídos por la parte vegetativa y por la generativa de la planta. Así, para la mayoría de los cultivos hortícolas, el fruto presenta la mayor compartimentación de N, P y K, y la hoja de Ca y Mg.
Para el control fitosanitario del suelo, muchos agricultores están cultivando en sustrato. Diversos autores han desarrollado recomendaciones de referencia para el fertirriego de un cultivo de tomate. El manejo de la fertirrigación incide en la sustentabilidad de los cultivos intensivos por la salinización de suelo y aguas; en el aumento en los costos de producción por ineficiencia en el uso de los fertilizantes y, en el envejecimiento prematuro de la planta que afecta su producción y calidad de fruto.
Definición de un programa de fertilización e interpretación del análisis de tejidos
Para determinar un programa de fertilización y para interpretar los resultados de análisis de tejidos, es importante conocer que la concentración de nutrientes en hojas y otros órganos varía con la edad fisiológica. En general, el contenido de N, P y K desciende con la edad de la planta, mientras que el de Ca, Mg, Mn y B a menudo aumentan. Por lo tanto, las concentraciones óptimas de nutrientes minerales son generalmente más bajas en plantas más viejas que en plantas más jóvenes. Por otro lado, los niveles de nutrientes, en particular N, pueden incrementarse temporalmente en plantas adultas como el resultado de un aumento en la disponibilidad del nutriente en la zona radicular, producido por ejemplo por la aplicación de fertirrigación
La calidad en la producción de tomate es un factor determinante del precio y aceptación en el mercado, de modo que para el tomate fresco se valora el sabor, aroma y textura. Es importante mencionar que las variaciones que existen entre calidades en frutos de tomate se deben a muchos factores como: el sistema de producción respecto a hidroponia y suelo; el genotipo,la dosis en la nutrición potásica,la forma orgánica o mineral de fertilización,las aplicaciones foliares de compuestos orgánicos,el clima respecto a temporada de siembra,el riego,el manejo postcosechae incluso los recubrimientos al fruto.
En cultivo de tomate desarrollado en invernadero, la aplicación de altas dosis de N puede reducir la producción de frutos, y disminuir la cantidad de azúcares con la consecuente pérdida de sabor. La respuesta a la aplicación de nitrógeno en cultivo de pimiento ha sido ampliamente estudiada. El incremento de 135 a 252 kg ha-1 de N para cultivo de pimiento desarrollado al aire libre produce un aumento en el número de flores y rendimiento de fruto, dando lugar a producciones próximas a 50 t ha-1. La intensificación de los modelos de producción de pimiento comúnmente practicados requiere una dosis de aplicación de nutrientes, entre los que se encuentra el N, mucho más elevada que los sistemas tradicionales de producción al aire libre. El nitrógeno en estos casos se aplica continuamente mediante fertirrigación, y las concentraciones medias aplicadas varían de 100 a 150 mg N L-1 (7 y 11 mM), aplicando en un ciclo de cultivo de 750-900 kg N ha-1. La respuesta del cultivo a la dosis de N aplicada y la eficiencia de uso del nutriente son criterios importantes para determinarlas necesidades de N que aseguren el máximo rendimiento económico.
En los cultivos de raíz, un aporte elevado de N puede conducir a la reducción calidad sensorial. Por ejemplo, el contenido de azúcar puede verse reducido en cultivo de patata y remolacha azucarera cuando se aplican dosis excesivas de N. Los cultivos hortícolas, como el pimiento, son una excelente fuente de nutrientes bioactivos tales como la vitamina C, provitamina A (carotenoides), compuestos fenólicos, y potasio, estos parámetros que definen la calidad nutricional y la capacidad antioxidante de los frutos pueden verse afectados por la fertilización nitrogenada. En el tomate una disminución de N-NO3 de 12 a 4 mM reduce ligeramente el rendimiento del cultivo (7.5%) y mejora la calidad organoléptica del fruto mediante el descenso de acidez y el incremento de los sólidos solubles totales, sin embargo no encontraron efecto sobre el contenido de carotenoides.
De igual manera es importante el contenido de licopeno en fruto de tomate debido a que es un carotenoide que por su capacidad antioxidante protege a las células de la oxidación por los radicales libres presentes en el organismo, lo que ayuda a prevenir enfermedades como el cáncer, problemas cardiovasculares y envejecimiento acelerado.
Los productores de invernaderos siguen determinando las dosis de aplicación de fertilizantes basándose en la propia experiencia
El interés del consumidor con respecto a la calidad de los productos hortícolas se ha incrementado en los últimos años
El hecho de que hoy en día en los mercados la gente busca frutas y hortalizas de alta calidad, ha producido cambios en el manejo de los cultivos para optimizar la producción. El consumidor moderno además valora que los procesos de producción sean sustentables. La sostenibilidad o sustentabilidad agrícola es un término para expresar la necesidad de generar condiciones que permitan que esta actividad pueda permanecer durante el tiempo