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TOMATE

por Redacción

Cosecha de tomates con mejor sabor, color y jugosidad

Lograr un manejo racional de los factores climatológicos alrededor del cultivo del tomate de forma conjunta, es fundamental para su adecuado crecimiento, desarrollo y productividad ya que todos se encuentran estrechamente relacionados y la actuación sobre uno de estos incide sobre el resto.

Entre esos factores ambientales, la temperatura es uno de los principales ya que afecta la eficiencia de la fotosíntesis y limita los rendimientos de los cultivos hortícolas. En tal sentido, el tomate es unahortaliza, que se desarrolla muy bien en climas con temperaturas entre 18 y 26° C, pero exige temperaturas nocturnas de 17 ± 3° C  y diurnas de 23 ± 3° C para su mejor desarrollo y fructificación. Las altas temperaturas provocan modificaciones en las funciones de las plantas de tomate, llegando a impedir la fotosíntesis y a desorganizar los sistemas enzimáticos necesarios para el desarrollo de su ciclo biológico, lo que provoca a su vez una disfunción en los cloroplastos y una reducción en la asimilación de CO2 atmosférico.

Se ha demostrado científicamente que una temperatura por encima de 35° C afecta la fructificación, la calidad de los frutos, el desarrollo general de la planta de tomate y su productividad. Las bajas temperaturas afectan negativamente la fotosíntesis, la traslocación de nutrientes, alteran la permeabilidad de las membranas y disminuyen la respiración de las plantas de tomate. Si la intensidad o duración de las bajas temperaturas es limitada, estos procesos pueden recuperar sus valores normales, de lo contrario son afectados en forma irreversible.

Por otra parte, el desarrollo óptimo de los cultivos demanda de una elevada aplicación de fertilizantes minerales y pesticidas, pues estos representan elementos básicos imprescindibles para aumentar los rendimientos agrícolas. Sin embargo, se ha comprobado científicamente que el uso indiscriminado de estos insumos químicos implica no solo un costo elevado, sino que con su aporte se contamina el suelo, se reduce la biodiversidad, aumentan los riesgos de salinización, disminuyen considerablemente las reservas energéticas del suelo y se contaminan las aguas superficiales y subterráneas.

Atendiendo a esta situación se hace necesario la búsqueda de alternativas biotecnológicas, que solucionen a bajos costos los problemas de fertilización y sanidad de los cultivos agrícolas de interés económico, como el uso de biofertilizantes, abonos orgánicos y bioestimulantes del crecimiento vegetal.

Alternativas biotecnológicas de bajo costo económico para fertilizar el cultivo

En la actualidad, especial interés ha cobrado la utilización de bacterias promotoras del crecimiento vegetal tales como Azotobacter, ácidos húmicos y micorrizas arbusculares; debido fundamentalmente al papel crucial que estos cumplen en la nutrición vegetal, a su efecto en el mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos; y su influencia en la actividad fisiológica de las plantas. Con el uso de estos biofertilizantes se han obtenido resultados muy alentadores en casi todos los cultivos agrícolas, donde se han incrementado la productividad entre un 30 y un 50 %; y se ha sustituido entre un 25 y un 50 % del fertilizante nitrogenado. Ciertamente los problemas económicos y ecológicos que enfrenta el mundo actual han revitalizado la idea del reciclaje eficiente de los desechos orgánicos de la agricultura, así como el uso de biofertilizantes y biopesticidas para reducir el empleo de quimio productos. En la actualidad, muchos países del mundo como: EE. UU, India, Canadá, Francia, España, Inglaterra, Australia, Japón, China, México, Brasil, Holanda y otros, profundizan en las investigaciones sobre el empleo de diferentes tipos de biofertilizantes y abonos orgánicos en la agricultura contemporánea, donde se han obtenido hasta el momento resultados muy alentadores y de un alto valor científico en Venezuela y la India entre otros.

El empleo de microorganismos rizosféricos como el Azotobacter y las micorrizas arbusculares representa una práctica muy común en la agricultura contemporánea por los diversos beneficios que estos aportan tanto a la planta como al suelo, ya que elevan considerablemente la productividad y el crecimiento de los cultivos agrícolas, incrementan la absorción de nutrientes y agua, aumenta la supervivencia de las plántulas después del trasplante, incrementan la resistencia de las plantas a la sequía, altas temperaturas y salinidad y mejoran notablemente la tolerancia a organismos fitopatógenos de las raíces, contribuyen a la agregación del suelo, mejorando su estructura.

En la agricultura moderna, se ha incorporado el uso de ácidos húmicos, sustancias promotoras del crecimiento vegetal que, a bajas concentraciones, ejercen múltiples efectos bioquímicos y fisiológicos sobre las plantas, que incluyen la estimulación de la floración, producción de frutos, alargamiento celular, diferenciación vascular y estimulación de la actividad enzimática de las plantas, entre otros. El papel de los ácidos húmicos en el mejoramiento de la estructura y fertilidad de los suelos, absorción de nutrientes, incremento de la tolerancia de las plantas ante diferentes condiciones de estrés, ha sido informado por varios autores.

El uso de estas alternativas biotecnológicas ha permitido mejorar la calidad poscosecha del tomate y mejorar sus propiedades organolépticas como: sabor, aroma y jugosidad. Por otra parte, se ha demostrado científicamente que los productos orgánicos –ecológicos–, son productos sanos –con un menor contenido de residuos de pesticidas y fertilizantes–, presentan un elevado contenido de materia seca, fibra, carbohidratos solubles totales, azúcares reductores, aminoácidos esenciales y vitaminas y, por lo tanto, una mayor aceptación por los consumidores.

Algunos estudios llevados han demostrado que existen muchos factores que determinan la calidad de los productos obtenidos por vía ecológica, entre los cuales se pueden mencionar: el valor nutritivo, el sabor, los beneficios a la salud y los efectos sobre el medio ambiente. La calidad de los frutos de tomate está determinada por los siguientes parámetros: sólidos solubles totales, pH, contenido de licopeno, vitamina C y E, actividad antioxidante y contenido de nutrientes. Estudios recientes desarrollados con biofertilizantes, abonos orgánicos, bioestimulantes y biorreguladores del crecimiento vegetal han demostrado que estos bioproductos pueden mejorar la calidad tanto externa como interna de los frutos. Sin embargo, este aspecto no ha sido extensivamente estudiado y se disponen de muy pocos informes en la literatura internacional.

La finalidad fundamental de la agricultura es la de satisfacer las necesidades de alimentos y fibras de los seres humanos, estas necesidades son mayores a medida que aumenta la población mundial, por lo que se espera que para el año 2025 esta alcance de 6,3 a 8,5 mil millones de habitantes, y por lo tanto, estos aumentos requerirá de un incremento de la producción agrícola de aproximadamente un 40 a 50 % para mantener el nivel actual de insumos de alimentos.

En la mayoría de los países en vías de desarrollo, la principal fuente de nutrientes la constituyen los alimentos de origen vegetal, de los cuales los cereales y las hortalizas ocupan un lugar muy importante. El tomate —Solanum lycopersicum L.–, es la hortaliza más difundida en todo el mundo y la de mayor valor económico, siendo China, EE. UU y Turquía los mayores productores. Se ha demostrado científicamente, que una dieta rica en hortalizas puede ayudar a reducir los riesgos de diferentes tipos de enfermedades como: cardíacas, cerebrovasculares, cáncer, diabetes y obesidad. El tomate es por lo tanto uno de los cultivos más relevantes en la producción hortícola mundial.

Los procesos fisiológicos de crecimiento y desarrollo del tomate dependen de las condiciones del clima, del suelo y de las características genéticas de la variedad

Las plantas de tomate sometidas a altas intensidades de luz presentan enrollamiento fisiológico de las hojas inferiores y sus frutos contienen altos niveles de vitamina C

El pH del suelo determina la mayor o menor disponibilidad de nutrientes existentes en el suelo para la planta


Marilena Antonieta Sánchez Montero

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