Deterioro del fruto cosechado y la productividad por Phytophthora y Botrytis spp
Durante los últimos años, México se ha convertido en un importante productor de frambuesa, comercializando especialmente en el mercado de Estados Unidos, país que por su parte también figura como el mayor productor de la mora de América. En el continente asiático, la producción se concentra principalmente en Rusia con un producto que se destina fundamentalmente para el procesamiento industrial. En Europa el principal productor es Polonia y en el hemisferio sur Chile.
Además de la alta perecibilidad de la fruta, los productores de frambuesa enfrentan problemas de plagas y enfermedades que limitan la producción y generan gastos por concepto del uso de plaguicidas. Las enfermedades del frambueso se pueden clasificar de acuerdo con el órgano que afectan, separándose en aquellas que dañan las raíces, tallos, follaje, flores y fruto.
Los frutos del frambueso, Rubus idaeus L., corresponden a una baya compuesta que experimenta variados cambios entre su fertilización y madurez. Los cambios más notorios se observan en los últimos 10 días, cuando se produce un marcado crecimiento por el alargamiento celular, reducción de la acidez, aumento de azúcares y desarrollo de pigmentación. Además, tan pronto aparecen los primeros pigmentos el fruto comienza a producir etileno; el etileno es un gas regulador de crecimiento, responsable de los procesos de deterioro del fruto tales como el ablandamiento de los tejidos.
Desafortunadamente, el proceso de madurez del fruto conlleva una mayor susceptibilidad al desarrollo de microorganismos, favorecido por el mayor contenido de azúcares y ablandamiento progresivo. A continuación, se describen las principales características de las principales enfermedades, indicando los síntomas, condiciones que favorecen su desarrollo y manejos para disminuir su incidencia.
Pudrición del cuello y raíces
Los primeros síntomas de la pudrición producida por Phytophthora cactorum, Phytophthora fragariae, son necrosis en el borde de las hojas, seguido por marchitez y muerte del ápice foliar, junto con brotes laterales cloróticos y marchitos. La necrosis progresa hasta terminar muriendo toda la parte aérea. Al observar la raíz y el cuello de las plantas se observa necrosis y desprendimiento de la epidermis radical, bajo la cual se producen coloraciones café rojizas.
Las plantas enfermas producen menos brotes, con menor vigor y síntomas de deficiencias de nutrientes, producto del daño al sistema radical. A medida que progresa la enfermedad, la población de plantas en el huerto disminuye, cubriéndose paulatinamente de malezas. Las plantas enfermas son más susceptibles al daño por heladas, menos productivas, su fruta es más ácida y normalmente mueren en forma prematura.
La principal causa de esta enfermedad es el exceso de humedad ya que el patógeno utiliza el agua libre para diseminar sus esporas flageladas, llamadas zoosporas, las que tienen capacidad de nadar en el agua.
Estas zoosporas se producen en el interior de una vesícula llamada esporangio, la cual emerge del micelio que infecta los tejidos enfermos. Las condiciones óptimas para la producción de esporangios y posterior liberación de zoosporas son temperaturas de 13 a 19° C y la presencia de humedad libre en el suelo. La producción de inóculo se acelera en la medida que se sobrepasa la capacidad de campo del suelo, debido a exceso de riego, lluvia, mal drenaje, compactación del suelo y presencia de napas altas. El inóculo puede provenir de plantas enfermas en vivero, implementos agrícolas y calzados con tierra contaminada. Una vez establecido en el suelo, es prácticamente imposible erradicar el hongo.
La presencia de esta enfermedad es producto del mal manejo con el agua de riego, prácticas como apozar el agua, dejar corriendo el riego toda la noche, surcos ciegos, falta de acamellonado de las plantas, riegos por tendido, goteros sobre el cuello de las plantas y mal drenaje.
La principal forma de manejo es eliminar este tipo de problemas y conseguir un camellón alto, de manera de evitar que el agua inunde el cuello de las plantas. El uso de fungicidas como autorizados son alternativas químicas de control, pero no son suficientes si se mantiene el exceso de humedad. También la presencia de heridas por insectos del suelo favorece la entrada del patógeno a la planta.
Moho gris o pudrición gris del fruto
Una de las principales enfermedades, el moho gris es causado por Botrytis cinerea, que aparece como una mancha marrón claro o amarillenta hacia el final del cáliz y a los pocos días cubre de un moho gris, de apariencia polvosa, toda la superficie de la fruta. La infección del hongo Botrytis spp. se manifiesta como pudrición suave en flores por ser las más susceptibles; en la fruta se observan zonas blandas de color marrón claro que aumentan rápidamente en tamaño hasta secar y momificar el fruto, esto se debe principalmente a que la fruta presenta una vida de anaquel reducida.
Las especies de Botrytis se identifican con base en sus características morfológicas, morfométricas y culturales, rango de hospedantes y condiciones de crecimiento, donde la morfología del micelio, tamaño y forma de conidios así como número, organización y tamaño de los esclerocios y especificidad de hospedantes son muy importantes para diferenciar especies. El uso de herramientas moleculares se hace imprescindible para complementar la identificación morfológica, por lo que son utilizadas para identificar las especies de Botrytis.
Los principales síntomas son la pudrición gris del fruto, acompañada de ablandamiento y secreción de jugo. Esta pudrición blanda va acompañada de ligeros cambios de color en los drupeolos infectados, los que se tornan de color rojo opaco y que terminan por cubrirse con una masa de micelio y conidias de color gris oscuro.
Los brotes, tallos y flores de final de la temporada también son infectados por el hongo, observándose masas de micelio y conidias plomizas sobre los tejidos. En los tallos se observan lesiones plomizas que forman anillos concéntricos, en infecciones severas se producen esclerocios de color negro insertos a lo largo del tallo.
Algunas sugerencias en el control se recomienda plantaciones con distancia de plantación, que permitan buena circulación del aire y, por ende, buena ventilación, 3m x 0.33m, aplicaciones moderadas de nitrógeno, de 100 -120 kg/ha, uso de calcio foliar, eliminar los restos de poda, control químico al momento de la floración y después de lluvias, rotando ingredientes activos para no generar resistencia y siempre que se encuentren registrados en los mercados de destino. En invierno, las cañas se tratan con productos cúpricos o clorotalonil, junto con el control de otras enfermedades de la caña.
El control biológico es otra opción, con productos hechos sobre la base de Bacillus subtilis o Trichoderma harzianum, pero se deben anticipar a la aparición de síntomas. Los extractos de cítricos pueden controlar focos incipientes de la enfermedad y son un buen complemento sobre todo cerca de la cosecha.
Proceso de domesticación de la mora
El frambueso, Rubus idaeus L., fue reconocido en forma silvestre en el monte Ida de la isla de Creta, en Grecia, por Carl Linneo, quien fue el primero en denominar a la especie con este nombre. Evidencias arqueológicas muestran que los habitantes de las cuevas paleolíticas ya comían frambuesas silvestres. Durante la Edad Media, esta especie se extendió por toda Europa, desde Grecia a Italia, a los Países Bajos y a Inglaterra. En el siglo XVIII ingresa a Estados Unidos y a comienzos del siglo XIX, ya se cultivaban en Sudamérica.
Desde los orígenes de la humanidad, los cazadores y recolectores forjaron sus culturas en base a diferentes prácticas que los caracterizaron y construyeron los fundamentos de la obtención del alimento que conocemos hoy en día. Surgió así la necesidad de replicar aquellas plantas que consideraban beneficiosas para su alimentación iniciando, sin darse cuenta, un proceso de domesticación progresivo. Las evidencias paleoecológicas demostrarían que el cultivo y la domesticación en América Latina se iniciaron hacia 10,000 AP –antes del presente–, asociados al uso del fuego para la caza. Además, datos biológicos y genéticos, entre otros, ubican al occidente de México como el lugar en el que inició la domesticación y la agricultura mesoamericana. Se cree que los primeros grupos humanos que allí vivieron generaron y desarrollaron conocimientos en relación con las plantas que consumían como alimentos. De esta forma fueron mejorando las cualidades alimenticias de las mismas al tiempo que ampliaban su capacidad de seleccionar las características deseadas.
De este modo, junto al proceso de migración, llevaron consigo todo tipo de especies vegetales que fueron replicando por diferentes ecosistemas y regiones logrando en algunos casos adaptarse y hasta incluso modificar su morfología con el paso de los siglos. Sin dudas, las plantas cultivadas y las técnicas de propagación que se desarrollaron durante miles de años son una de las principales herencias que tenemos del ser humano primitivo.
Delicioso fruto de climas templados fríos, la frambuesa se destina principalmente a mercados en fresco siendo también muy importante en la industria de jugos y dulces
Botrytis es un patógeno capaz de afectar el 95% de los frutos después de 48 horas de cosechados
Humberto Dueñas Arguelles